El que se lleva
de consejo
muere de viejo.
Por. José De la Rosa
Era una vez allá en la tierra
que esta entre los dos afluentes al Sur de la ciudad durmiente. Allí en aquel cordón de miseria vivía la colonia más infeliz de las hormigas, orientadas por la congregación de las
colmenas que predicaban el reino de la salvación. Para esos días la
congregación colmenar había anunciado que se
aproximaba un ciclón y la ilustrada abeja encargada de instruir
la colonia sobre el camino hacia la redención, les dijo a las hormigas con
voz dulce como su miel:
-“A migas salgan de sus
agujeros que no son lugares seguro, salir lo más pronto que puedan, que se
aproxima un gran ciclón”… Y no
quiero que perezcan como paso en la otra ocasión.
Pero la mayoría de las hormigas
no escucharon y custodiando sus pertenencias permanecieron, mientras se burlaban de la Abeja:
-Ja, ja, ja,ja,- a coro sonó las risotadas, y quien parecía ser el jefe de las
hormigas, -dijo: “ Ciclón de eso me carcajeo yo ”-.
Pero la noche llego y con
ella el ciclón, y una arriada provoco. Encontrando a las hormigas de fiesta, borrachera
y cantando canciones. Tristemente cuenta la ilustre abeja: “Que la
arriada la colonia desbasto” Las hormigas por esta causa todas murieron. Y afligida aún allá en sus colmenas con llantos lastimero dijo la abeja a sus iguales:
“El que se lleva de consejo muere de viejo”-.
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